¿Qué había detrás de esta cultura centrada en la confianza? No es difícil determinar lo que había detrás de este estrechón de manos. Una formación recibida en la familia de honestidad, de responsabilidad, de respeto, y sobre todo, de dignidad personal. ¿Cómo hablar de estas virtudes en nuestros días cuando la dignidad no se respeta? La mujer, que antes se gloriaba de hacer difícil su conquista, hoy ha perdido mucha de su credibilidad. Los jóvenes que representaban una real esperanza para el futuro, hoy, en muchos casos, son un déficit. ¿Cómo esperar que un estrechón de manos sea suficiente para cerrar un contrato cuando se huele a marihuana, cuando se es un rebelde sin causa, cuando la propia dignidad se pisotea detrás de unas prendas de vestir que hablan a gritos de una dignidad perdida?
Ante esta cultura que reflejan las nuevas generaciones, centrada en muchos casos en la irresponsabilidad, en la falta de ética, en la cultura facilista y materialista, se nos hace difícil pensar en un futuro mejor. No podemos olvidar que las grandes empresas de nuestra nación nacieron de la confianza en un cálido estrechón de manos con un amigo, con un familiar. Es posible que estos hombres, crecidos en una cultura de la confianza y dignidad personales, donde la palabra y los principios morales eran los rectores, quizá duden y, con mucha razón, en delegar la responsabilidad del crecimiento de sus empresas al cambio generacional ¿En quiénes confiarán para tan ardua tarea?
Creo que si estos hombres avezados al trabajo, al esfuerzo, a la lucha por sacar adelante sus empresas, no han preparado ellos mismos a esta nueva generación para la próxima sucesión, habrán fracasado. Esas empresas que un día vieron un claro resplandor, se verán opacadas, divididas y quizá fracasadas por la sencilla razón de no haber percibo a tiempo el terremoto anti-ético que la sociedad materialista y tecnológica han venido preparando.
Quizá la preparación técnica de las nuevas generaciones sea buena e incluso óptima. Sin embargo, queda el triste sabor de la sana pregunta ¿Podemos confiar sólo en este aspecto para delegar el futuro de la sociedad?
P. Daniel Muñoz, L.C.
dmuñoz@legionaries.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario