Intenciones del Santo Padre Benedicto XVI para el mes de Septiembre 2011

PAPA FRANCISCO

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy comenzamos de nuevo con las catequesis del Año de la fe, reflexionando sobre la resurrección de Jesús. ¿Cómo se ha transmitido esta verdad de fe? En las Escrituras encontramos dos tipos de testimonios al respecto: el primero, las breves fórmulas como la que hemos escuchado en la lectura del Apóstol, que indican con concisión el núcleo de la fe: la pasión, muerte y resurrección del Señor. El segundo, las narraciones que relatan el acontecimiento. Es significativo el hecho de que sean mujeres, que según la ley no podían dar un testimonio fiable, las primeras en anunciar la resurrección. Dios no las elige con criterios humanos sino que mira a su corazón. Su experiencia parte del amor, que las mueve a acudir al sepulcro, y que las hace capaces de acoger el signo de la tumba vacía y el anuncio del mensajero de Dios, y trasmitirlo, pues la alegría y la esperanza que las invade no se puede contener.

Audiencia General 03 de abril del 2013.



viernes, 14 de mayo de 2010

Existe una doble moral a la hora de educar a los hijos en la sexualidad.

He sido testigo en algunas oportunidades de conversaciones sostenidas entre algunas madres con relación a su manera de “orientar” y de “guiar” a sus hijos en materia de sexo. Algunas de estas madres, lo son sólo de hijos varones, estas cuentan de manera muy animada: “ya le hablé a mis hijos del cuidado que hay que tener con el sexo y le he comprado los preservativos y se los he metido en la billetera”, este hecho es muy común.

En una ocasión una madre de tres varones contó que aprovechó un viaje con sus hijos para hablarles del sexo mientras iba en el carro con ellos, el contenido de la conversación era el siguiente: “les expliqué como se debe usar el condón y les dije que debían evitar el dejar embarazada a una muchacha porque la leche y los pañales estaban muy caros e iban a tener que ponerse a trabajar”. Esta madre lo decía con satisfacción y daba la impresión de que sentía que ya había cumplido con su deber.

En otra ocasión presencie otra conversación, en esta oportunidad se encontraban presentes tanto el padre como la madre, ellos tienen un varón y una hembra. La hembra debe ser respetada. A mi hija se le tiene que tratar con respeto. Pero dejaron claro que el hijo varón, que se encontraba presente, si se encontraba sexualmente activo y que se protegía con el reservativo, el padre mostraba satisfacción al decirlo.

Existe una doble moral a la hora de orientar a los hijos en lo que al sexo se refiere, y en esto, no solo el padre sino también la madre, en algunos casos, está de acuerdo. A ambos, hijo e hija, se les debe orientar de la misma manera, ambos poseen la misma dignidad y deben preservar la integridad de sus cuerpos hasta la hora de la entrega total y definitiva a su pareja luego de realizado el matrimonio. La iglesia católica nos enseña que: la castidad consiste en el dominio de sí mismos y de la propia sexualidad que debe estar ordenada según el designio divino a realizarse en el amor de los esposos y a trascender dentro de ese don mutuo del esposo y de la esposa en la generación de la vida de los hijos.

El ejercicio de la castidad conlleva a superar nuestros instintos y nuestras debilidades y para ello debemos antes comprender que no somos sólo cuerpo, sólo carne, que somos seres humanos dotados de alma, razón y voluntad y que lo que hagamos con nuestro cuerpo afecta a todo nuestro ser y tiene una incidencia importante en nuestra vida.

Nuestro cuerpo es depósito de nuestra alma, sagrario de Cristo y templo del Espíritu Santo. ≤El cuerpo constituye casi un signo sacramental. El cuerpo en su masculinidad y feminidad, es “desde el principio” llamado a convertirse en la manifestación del espíritu≥[1].

El valor sacramental del cuerpo impide su uso irrespetuoso y al abuso tanto de parte de la misma persona como por otros.

En algunos países se han creado grupos integrados por jóvenes que hacen juntos una promesa de castidad hasta llegada la hora del matrimonio. Juntos se apoyan unos a otros para cumplir su promesa. Esta es una iniciativa muy buena y que debe ser tomada como ejemplo.

Por otro lado es de destacar, para aquellos que creen que están seguros y protegidos y para los padres que creen que sus hijos están seguros y protegidos con el uso del preservativo, que éste no brinda una protección absoluta puesto que el virus del SIDA es muy pequeño y puede atravesar las paredes del preservativo, también puede haber contagio del VPH (Virus del Papiloma Humano) del cual están infestadas gran parte de las persona sexualmente activa, puesto que hay áreas que no son cubiertas por el preservativo y puede darse el contagio ya sea del hombre a la mujer o viceversa.

La mejor manera de librarse de enfermedades de transmisión sexual y de un embarazo fuera del matrimonio es la castidad. Los padres deberían formarse e informarse bien antes de hablar con sus hijos sobre el sexo y, si bien, para muchos padres les resulta muy difícil hablarles a sus hijos de la castidad, bien porque ellos mismos no están de acuerdo con esto o porque pueden tacharlos de anticuados, sin duda la castidad antes del matrimonio, es lo que corresponde a la dignidad e integridad del cuerpo de la persona soltera.

Esther María Iannuzzo.

[1] JUAN PABLO II, Catequesis, El cuerpo del hombre es un autentico valor, 22 octubre de 1980.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tienes mucha razon Esther, tengo dos hijos y en este particular los estoy guiando hacia este punto para evitar la promiscuidad sexual y valorar la autoestima del ser humano. Adali