Intenciones del Santo Padre Benedicto XVI para el mes de Septiembre 2011

PAPA FRANCISCO

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy comenzamos de nuevo con las catequesis del Año de la fe, reflexionando sobre la resurrección de Jesús. ¿Cómo se ha transmitido esta verdad de fe? En las Escrituras encontramos dos tipos de testimonios al respecto: el primero, las breves fórmulas como la que hemos escuchado en la lectura del Apóstol, que indican con concisión el núcleo de la fe: la pasión, muerte y resurrección del Señor. El segundo, las narraciones que relatan el acontecimiento. Es significativo el hecho de que sean mujeres, que según la ley no podían dar un testimonio fiable, las primeras en anunciar la resurrección. Dios no las elige con criterios humanos sino que mira a su corazón. Su experiencia parte del amor, que las mueve a acudir al sepulcro, y que las hace capaces de acoger el signo de la tumba vacía y el anuncio del mensajero de Dios, y trasmitirlo, pues la alegría y la esperanza que las invade no se puede contener.

Audiencia General 03 de abril del 2013.



jueves, 27 de mayo de 2010

Y Dios los creó Hombre y Mujer…


Hay quienes sin saber el trasfondo, el por qué algunos gobiernos han aprobado y otros pretenden legalizar las uniones entre homosexuales y además llamarlas “matrimonio”. Hay otros, algunos incluso católicos, que opinan que la iglesia se debe modernizar e ir de acuerdo con los tiempos y aceptar tales uniones o “matrimonios” entre homosexuales y, además, permitirles la adopción de niños, considerándolos como derechos de los homosexuales.

Parece que hemos olvidado nuestra primera clase de catecismo en la que se hablaba de la creación y se nos decía que Dios al principio había creado al hombre y a la mujer, mujer y hombre los creó (Gn, 1,27) para que dominarán la tierra y la poblaran. Esto, sigue siendo igual, no ha habido otra creación, ni Dios se nos ha aparecido para decirnos que existe un nuevo género dentro de la raza humana o que se le olvidó decirnos al principio que si queríamos podíamos cambiar de género o asumir el rol y la función del género contrario al que pertenecemos.

Hoy después de varios siglos los niños católicos siguen aprendiendo que Dios los creó hombre y mujer. ¿Qué pasó?, ¿por qué a muchos se les ha olvidado está lección tan básica?... Una cosa es no rechazar ni tratar mal a una persona, independientemente la causa de su homosexualidad o por su tendencia hacia la homosexualidad, y otra cosa muy distinta es apoyar una conducta inmoral que atenta contra la naturaleza del ser humano. Eso no es ni compasión, ni amor, ni amistad. El verdadero amor y la verdadera amistad deben llevar a hablar con claridad, a apoyar a la persona que sufre esa condición a salir de ella, en los casos en que la homosexualidad es curable, siempre y cuando la persona quiera salir de esa situación. Y en los casos en que no es curable porque existe una tendencia natural de la cual no se ha descubierto su causa, apoyar a la persona para hacerle más llevadero su sufrimiento y apoyarle para que no caiga en pecado.

Existe una diferencia entre el ser y el obrar de las plantas y los animales irracionales y el ser y el obrar del hombre que es un ser racional. Entre el ser y el obrar de las plantas y los animales no existe ninguna interposición ni ninguna distancia, es decir, ellos siempre obran obedeciendo a su naturaleza. El árbol de manzanas siempre da manzanas, el no se empeña en dar peras. El perro siempre ladra y actúa como perro y para aparearse siempre lo hace con una perra.

Entre el ser y el obrar del hombre si se da una interposición, si puede haber una distancia. Haciendo uso de su inteligencia y de su voluntad, el hombre puede conocerse a sí mismo y el actuar que le corresponde, pero haciendo uso de esas mismas facultades puede decidir sí actuar como tal, o en algún modo comportarse de manera contraria a su naturaleza. Puede hacer uso de ese conocimiento de sí mismo para humanizarse más y desarrollar sus capacidades personales, como hombre los hombres y como mujeres las mujeres, y llevar a cumplimiento aquello que debe ser. Puede actuar de manera humana consigo mismo y con los demás o actuar de manera deshumana o, contradiciendo al ser que es, deshumanizándose, destruyéndose.

Por, otro lado, para quienes se empeñan en llamar a una especie de unión legal entre dos personas del mismo sexo; “matrimonio”, es bueno y oportuno aclarar que el significado semántico de la palabra matrimonio es el siguiente: ≤La palabra latina “matrimonium”, está compuesta de “mater”, “matris” = madre y “munium” = deberes, cargos, funciones, ocupaciones. Indica la función primordial de la madre como cuidadora de los hijos. La palabra latina “mater”>madre, lleva el lexema“ma”, perteneciente a una lengua más primitiva, la lengua indoeuropea, que se refiere a “madre”. La maternidad lleva en sí la acción natural de engendrar a través de la unión sexual de los esposos, del hombre y de la mujer, del marido y de la esposa, del varón y de la hembra≥.

Asimismo, es importante destacar que los hijos, ya sean propios o adoptados, tienen el DERECHO para su normal desarrollo psíquico-afectivo a crecer dentro de un hogar constituido por un padre, hombre, que haya desarrollado a plenitud su masculinidad y la represente y por una madre, mujer, que haya desarrollado a plenitud su feminidad y la encarne.

Con relación a la homosexualidad y al trato que se debe dar a los homosexuales, la iglesia en algunos de sus documentos nos exhorta a todos, comenzando por los obispos y sacerdotes, a acoger a quienes sufren una tendencia homosexual, considerada como objetivamente desordenada, a hacerles ver que es una tendencia desviada que en ningún momento puede ser moralmente aceptada, a ayudarles a afrontar su problema e invitarlos a vivir la castidad a la que estamos llamados todos aquellos que no hemos sido sacramentalmente unidos en matrimonio.

Igualmente la iglesia rechaza que a la persona se le considere solamente como un “heterosexual” o como un “homosexual” y subraya que cada uno tiene una identidad fundamental: ser creatura, y, por la gracia, hijo de Dios y heredero de la vida eterna[1].

Esther María Iannuzzo.

[1] CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Carta a los obispos de la Iglesia Católica sobre la atención pastoral a las personas homosexuales, 1 de Octubre de 1986.

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