Intenciones del Santo Padre Benedicto XVI para el mes de Septiembre 2011

PAPA FRANCISCO

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy comenzamos de nuevo con las catequesis del Año de la fe, reflexionando sobre la resurrección de Jesús. ¿Cómo se ha transmitido esta verdad de fe? En las Escrituras encontramos dos tipos de testimonios al respecto: el primero, las breves fórmulas como la que hemos escuchado en la lectura del Apóstol, que indican con concisión el núcleo de la fe: la pasión, muerte y resurrección del Señor. El segundo, las narraciones que relatan el acontecimiento. Es significativo el hecho de que sean mujeres, que según la ley no podían dar un testimonio fiable, las primeras en anunciar la resurrección. Dios no las elige con criterios humanos sino que mira a su corazón. Su experiencia parte del amor, que las mueve a acudir al sepulcro, y que las hace capaces de acoger el signo de la tumba vacía y el anuncio del mensajero de Dios, y trasmitirlo, pues la alegría y la esperanza que las invade no se puede contener.

Audiencia General 03 de abril del 2013.



lunes, 24 de mayo de 2010

María la Nueva Eva

Al principio de la creación Dios crea al hombre y a la mujer a imagen suya porque ésta es la imagen que luego tendrán el segundo Adan; Jesucristo y la segunda Eva; María.

Entre todas las creaturas que rodean a Adan él ve que ninguna se le parece, es por ello, que Dios crea a su compañera para que le sirva de ≤ayuda≥ y sea su complemento. Les da la misión de dominar la tierra y de escribir la historia de la humanidad.

Al comienzo de la historia humana Adan y Eva estaban juntos, uno al lado del otro y frente a Dios, con igual dignidad, libertad y responsabilidad. El pecado original altera el modo con el cual el hombre y la mujer acogen y viven la palabra de Dios y la relación con el creador. Es consecuencia del pecado que la relación hombre-mujer venga distorcionada y alejada del tipo de relación querida por el creador.

Las palabras de Dios a la mujer luego del pecado: "hacia tu marido irá tu instinto, pero él te dominará" (Gn 3,16) no se refieren a una amenaza o a un castigo de parte de Dios, sino a lo que realmente ocurriría, a la actitud de sometimiento que desde ese momento el hombre tendrá con ella y ella en cierto sentido se dejará someter.

Pero esta consecuencia del pecado original no sólo altera la relación hombre-mujer, sino que también altera el modo como la mujer comienza a verse a sí misma, el modo como se siente luego de verse sometida, su modo de actuar. Todo cambia en ese momento y ese cambio se hace sentir en la humanidad entera. Todos sufrimos las consecuencias de la herida causada por el pecado. Pero Dios nos ha enviado a un Salvador y a una redentora:

≤En el Hijo de Dios se recrea la "unidad" entre los dos" que era la condición querida por Dios desde el "principio". En Cristo se superan las consecuencias del pecado original, también en lo que se refiere al desequilibrio en la relación entre hombres y mujeres. Hay que recordar que este reequilibrio pasa también a través de una mujer, María, cuya figura es profetizada en el mismo momento de la toma de conciencia del pecado original y de las consecuencias devastantes, y esto parece permitirnos de resalir al estado precedente, de justicia originaria [...]. Dios asocia una mujer a la empresa de la redención, dándole un rol central que no por nada le ha valido el titulo de "Nueva Eva", nueva madre del género humano redimido y recreado por Cristo ≥ (1)

Del texto anterior se deduce claramente que mediante una intensa e intima relación con Dios y con María, la humanidad entera, y en este caso la mujer, puede recuperar el equilibrio y la dignidad perdida. Con esta dignidad recuperada ya no se dejará llevar por sus instintos, no se pondrá a disposición para ser sometida. Redescubrirá, amará y buscará crecer y madurar en su verdadera vocación de compañera y madre en lugar de querer escapar de ella, descuidarla y hasta abandonarla, lo que la hace sufrir aun más por querer ir en contra de su propia naturaleza, de lo que le es propio de acuerdo a sus caracteríticas de mujer.Buscará ocupar el lugar que le corresponde en los diferentes ámbitos en los que se desarrolle pero manteniendo sus propias características femeninas, no tomando las del hombre ni poniendose en contra de él queriéndolo destruir como si fuese un enemigo.

Al reencontrar la mujer su equilibrio inicial, ayudará también al hombre a encontrarlo y éste comenzará a verla de nuevo como a una compañera, como esa ≤ayuda≥ que le ha dado Dios al principio de la creación para que en su nombre dominaran la tierra y la poblaran. Ya no existirá la mujer dominada y el hombre que domina. Entre otras cosas, porque el hombre también sufre al subyugar a la mujer y privarse de tener una verdadera amistad con ella. Su corazón de hombre también anhela el compartir de igual a igual con su compañera.

Cuando el hombre causa la ofensa a la mujer dominándola, imponiéndose a ella de varias maneras, en realidad daña también su propia dignidad de ser humano masculino (2)

Esther María Iannuzzo.


(1) A.R. LUÑO, E. COLÓN, Teologia ed Etica Política, Libreria Editrice Vaticana 2005, 217.
(2) JUAN PABLO II, Catechesi sulla teologia del corpo, discurso del 30-07-1980.

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