Intenciones del Santo Padre Benedicto XVI para el mes de Septiembre 2011

PAPA FRANCISCO

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy comenzamos de nuevo con las catequesis del Año de la fe, reflexionando sobre la resurrección de Jesús. ¿Cómo se ha transmitido esta verdad de fe? En las Escrituras encontramos dos tipos de testimonios al respecto: el primero, las breves fórmulas como la que hemos escuchado en la lectura del Apóstol, que indican con concisión el núcleo de la fe: la pasión, muerte y resurrección del Señor. El segundo, las narraciones que relatan el acontecimiento. Es significativo el hecho de que sean mujeres, que según la ley no podían dar un testimonio fiable, las primeras en anunciar la resurrección. Dios no las elige con criterios humanos sino que mira a su corazón. Su experiencia parte del amor, que las mueve a acudir al sepulcro, y que las hace capaces de acoger el signo de la tumba vacía y el anuncio del mensajero de Dios, y trasmitirlo, pues la alegría y la esperanza que las invade no se puede contener.

Audiencia General 03 de abril del 2013.



lunes, 13 de agosto de 2012

Consejos de un padre a su hijo.


Jackson Brown no es un gran pensador ni un Nobel de Literatura, ni siquiera un súper empresario; es sólo un hombre común, un padre como cualquier padre, preocupado por la felicidad de su hijo, que quiso escribir estos simples “consejos” al momento que éste se iría a estudiar a la Universidad, lejos de su casa. Vivir Feliz es el título de sus consejos, un título no sólo sugestivo, título que es pregunta y respuesta, y nace del corazón de todo hombre.

Un error a la hora de querer vivir feliz es sentarse a esperar. La acción de búsqueda es ya un síntoma de estar en disposición para encontrarla. ¿Por qué entonces, aunque todos buscamos la felicidad, se oyen más lamentaciones que muestras de ella? Porque cuando, en realidad no se ha encontrado, es más fácil hablar del dolor o de la infelicidad. Kierkegaard decía que la puerta de la felicidad se abre hacia fuera, y el doctor Enrique Rojas añade que los inmaduros, por el contrario, abren la puerta de su felicidad hacia dentro, la cierran luego, y a continuación, pierden la llave. Cuando se está más pendiente de lo que necesita el otro, la misma satisfacción del otro hace que se experimente esa felicidad, y se ratifica aquello de que somos más felices al dar que el recibir. Para eso hay que quitar algunas malas hierbas como la envidia o el resentimiento.

La envidia es sentir tristeza ante los éxitos de los demás, o sentir alegría ante los fracasos ajenos. Para superar esta tristeza, el mejor método es imitar las cosas positivas del otro. Johann Wolfgang Goethe aseguraba que «el hombre más feliz del mundo es aquel que sabe reconocer los méritos de los demás y se alegra del bien ajeno como si fuera propio». Y para curar del todo el resentimiento, es imprescindible el perdón. Mientras se tenga resentimiento y odio, es imposible ser feliz.

VIVIR FELIZ

Contempla un amanecer y un atardecer por lo menos una vez al año.

Estrecha la mano con firmeza, y mira a la gente de frente a los ojos.

Ten un buen equipo de música.

Elige a un socio de la misma manera que elegirías a un compañero de tenis: busca que sea fuerte donde tú eres débil y viceversa.

Desconfía de los fanfarrones: nadie alardea de lo que le sobra.

Recuerda los cumpleaños de la gente que te importa.

Evita a las personas negativas, siempre tienen dos problemas para cada solución.

Que tu auto no sea muy caro, pero date el gusto de tener una buena casa.

No hay una segunda oportunidad para causar una buena primera impresión.

No hagas comentarios sobre el peso de una persona, ni le digas a alguien que está perdiendo el pelo. Normalmente ya lo sabe.

Recuerda que se logra más de las personas por medio del estímulo que del reproche (dile al débil que es fuerte y lo verás hacer fuerza).

Anímate a presentarte a alguien que te cae bien simplemente, que no conoces y con una sonrisa en tus labios dile: Mi nombre es fulano de tal, todavía no nos han presentado.

No amenaces si no estás dispuesto a cumplir.

Muestra respeto extra por las personas que hacen el trabajo más pesado.

Haz lo que sea correcto, sin importar lo que otros piensen.

Dale una mano a tu hijo cada vez que tengas la oportunidad. Llegará el momento en que ya no te dejará hacerlo.

Aprende a mirar a la gente desde sus zapatos y no desde los tuyos.

Ubica tus pretensiones en el marco de tus posibilidades.

Recuerda el proverbio: Sin deudas, sin peligro.

No hay nada más difícil que responder a las preguntas de los necios.

Aprende a compartir con los demás y descubre la alegría de ser útil a tu prójimo. (El que no vive para servir, no sirve para vivir).

Acude a tus compromisos a tiempo. La puntualidad es el respeto por el tiempo ajeno.

Confía en Dios, pero cierra tu auto con llave.

Recuerda que el gran amor y el gran desafío incluyen también “el gran riesgo”.

Nunca confundas riqueza con éxito, ni riqueza con felicidad.

No pierdas el sentido del humor y aprende a reírte de tus propios defectos.

No esperes que otro sepa lo que quieres que sepa si no se lo dices.

Aunque tengas una posición holgada, haz que tus hijos jóvenes paguen parte de sus estudios.

Haz dos copias de las fotos que saques y envíalas a las personas que aparezcan en las fotos.

Trata a tus empleados con el mismo respeto con que tratas a tus clientes.

No olvides que el silencio es a veces la mejor respuesta.

No deseches una buena idea porque no te gusta de quién viene.

Nunca compres un colchón barato: nos pasamos la tercera parte de nuestra vida encima de él.

No confundas confort con felicidad.

Nunca compres nada eléctrico en una feria artesanal…

Escucha el doble de lo que hablas (por eso Dios nos dio dos oídos y sola una boca).

Cuando necesites un consejo profesional, pídelo a profesionales y no sólo a los amigos.

Aprende a distinguir quiénes son tus amigos y quiénes son tus enemigos.

Nunca envidies: la envidia es el homenaje que la mediocridad le rinde al talento.

Recuerda que la felicidad no es una meta, sino un camino: disfruta mientras lo recorres.

Para evitar sentirte frustrado, no pongas metas imposibles para un hombre.

“La gente más feliz no necesariamente tiene lo mejor de todo... simplemente disfruta al máximo de todo lo que Dios pone en su camino”.

Espero que estos sencillos tips te iluminen y te enseñen otras posibilidades. Realmente la vida feliz es más fácil de lo que pensamos y creemos; como siempre, todo está en nuestras manos y en los deseos del alma de llegar a una felicidad plena… ¿REALMENTE ERES FELIZ? buena pregunta para este día. Muchos la buscan, todos la desean. Como una paradoja, se vende todo por conseguirla y se adquiere de todo por conservarla. La felicidad es ese escurridizo anhelo que pide ser permanente y que se confunde con lo efímero. ¿Es lo mismo alegría y felicidad?, ¿depende de las circunstancias el ser feliz?, ¿de mí? La felicidad es algo que se construye, ladrillo a ladrillo, como una casa.

La felicidad nunca es completa en este mundo, pero siempre hay razones más que suficientes de alegría para llenar nuestra vida de entusiasmo; no debemos renunciar o ignorar los trozos de felicidad que poseemos hoy y no podemos pasar la vida soñando o esperando la felicidad entera, ella sólo vendrá el día en que encontrándote con Dios, le presentes tu hoja de servicio llena de actos de amor, de bien, verdad y bondad.


P. Dennis Doren, L.C.



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