Intenciones del Santo Padre Benedicto XVI para el mes de Septiembre 2011

PAPA FRANCISCO

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy comenzamos de nuevo con las catequesis del Año de la fe, reflexionando sobre la resurrección de Jesús. ¿Cómo se ha transmitido esta verdad de fe? En las Escrituras encontramos dos tipos de testimonios al respecto: el primero, las breves fórmulas como la que hemos escuchado en la lectura del Apóstol, que indican con concisión el núcleo de la fe: la pasión, muerte y resurrección del Señor. El segundo, las narraciones que relatan el acontecimiento. Es significativo el hecho de que sean mujeres, que según la ley no podían dar un testimonio fiable, las primeras en anunciar la resurrección. Dios no las elige con criterios humanos sino que mira a su corazón. Su experiencia parte del amor, que las mueve a acudir al sepulcro, y que las hace capaces de acoger el signo de la tumba vacía y el anuncio del mensajero de Dios, y trasmitirlo, pues la alegría y la esperanza que las invade no se puede contener.

Audiencia General 03 de abril del 2013.



sábado, 30 de octubre de 2010

Benedicto XVI a los Obispos de Brasil: “Al defender la vida no debemos temer la oposición e impopularidad”.

Ciudad del Vaticano, jueves 28 de octubre de 2010.

Ante la próximas elecciones en Brasil y el posible triunfo de las mismas de la candidata apoyada por el presidente saliente, en materia de aborto, y la posible legalización de la interrupción del embarazo en ese país, y ante las amenazas recibidas por algunos obispos por manifestarse a favor de la vida y en contra de esa legalización; el Papa en su discurso a los obispos de la región Nordeste de Brasil durante su visita “ad Limina” les señaló:

“Vuestro deber como obispos, junto con vuestro clero, es mediar, en cuanto que os compete contribuir a la purificación de la razón y al despertar de las fuerzas morales necesarias para la construcción de una sociedad justa y fraterna. Cuando, sin embargo, los derechos fundamentales de la persona o la salvación de las almas lo exigieran, los pastores tienen el grave deber de emitir un juicio moral, también en cuestiones políticas(1).

Al formular esto juicios, los pastores deben tener en cuenta el valor absoluto de aquellos preceptos morales negativos que declaran moralmente inaceptable la elección de una determinada acción intrínseca mala e incompatible con la dignidad humana; tal elección no puede ser redimida por la bondad de cualquier fin, consecuencia o circunstancia. Por tanto, sería totalmente falsa e ilusoria cualquier defensa de los derechos humanos políticos, económicos y sociales que no incluyeran la enérgica defensa del derecho a la vida desde su concepción hasta la muerte natural(2). También como parte de los esfuerzos hacia lo más débiles y más indefensos, ¿hay algo más indefenso que un niño no nacido o un paciente en estado vegetativo o terminal? Cuando los proyectos políticos contemplan, abierta o veladamente, la descriminalización del aborto o de la eutanasia, el ideal democrático – que solo es verdaderamente tal cuando reconoce y tutela la dignidad de toda persona humana – es traicionado en sus bases(3). Por tanto, queridos hermanos en el Episcopado, al defender la vida “no debemos temer la oposición e impopularidad, rechazando cualquier compromiso y ambigüedad que nos conformen con la mentalidad de este mundo”(4).

Además de eso, para ayudar mejor a los laicos a vivir su compromiso cristiano y socio-político de un modo unitario y coherente, es “necesaria – como os dije en Aparecida – una catequesis social y una adecuada formación en la Doctrina Social de la Iglesia(5). Esto significa también que en determinadas ocasiones, los pastores deben también recordar a todos los ciudadanos el derecho, que es también un deber, de usar libremente el propio voto para la promoción del bien común(6).

En este punto, la política y la fe se tocan. La fe tiene, sin duda, su naturaleza específica de encuentro con Dios vivo que abre nuevos horizontes mucho más allá del ámbito propio de la razón. “En efecto, sin la corrección ofrecida por la religión también la razón puede volverse víctima de ambigüedades, como sucede cuando es manipulada por la ideología, o pretende ser aplicada de una manera parcial, sin tener en consideración la dignidad de la persona humana(7).

Sólo respetando, promoviendo y enseñando incansablemente la naturaleza trascendente de la persona humana podrá una sociedad ser construida. Así, Dios debe “encontrar lugar también en la esfera pública, particularmente en las dimensiones cultural, social, económica y particularmente política(8).


Esther María Iannuzzo.


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(1) Cf. Gaudium et Spes, 76.
(2) Cf. Chritifideles laici, 38.
(3) Cf. Evangelium Vitae, 74.
(4) Cf. Ibid, 82.
(5) Discurso Inaugural de la V Conferencia General del Episcopado Latino-Americano y del Caribe, 3
(6) Cf. Gaudium et Spes, 75.
(7) Viaje Apostólico al Reino Unido, Encuentro con autoridades civiles, 17-IX-2010.
(8) Caritas in Veritate, 56.

Fuente de la información: Cf. ZENIT.org - Servicio Diario 28 de octubre 2010.


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