Intenciones del Santo Padre Benedicto XVI para el mes de Septiembre 2011

PAPA FRANCISCO

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy comenzamos de nuevo con las catequesis del Año de la fe, reflexionando sobre la resurrección de Jesús. ¿Cómo se ha transmitido esta verdad de fe? En las Escrituras encontramos dos tipos de testimonios al respecto: el primero, las breves fórmulas como la que hemos escuchado en la lectura del Apóstol, que indican con concisión el núcleo de la fe: la pasión, muerte y resurrección del Señor. El segundo, las narraciones que relatan el acontecimiento. Es significativo el hecho de que sean mujeres, que según la ley no podían dar un testimonio fiable, las primeras en anunciar la resurrección. Dios no las elige con criterios humanos sino que mira a su corazón. Su experiencia parte del amor, que las mueve a acudir al sepulcro, y que las hace capaces de acoger el signo de la tumba vacía y el anuncio del mensajero de Dios, y trasmitirlo, pues la alegría y la esperanza que las invade no se puede contener.

Audiencia General 03 de abril del 2013.



viernes, 13 de agosto de 2010

"DIOS TIENE DOS TRONOS: UNO EN LO MÁS ALTO DEL CIELO Y OTRO EN EL MÁS HUMILDE DE LOS CORAZONES"…LA HISTORIA DE LA NARANJA

Para que crezca una espiga o se abra una flor, hay tiempos que no se pueden forzar; para el nacimiento de una criatura humana hacen falta nueve meses; para escribir un libro o componer música hay que dedicar con frecuencia años de paciente investigación». De esa forma tenemos que saber enfrentar con paciencia y sabiduría las diversas situaciones que van tocando a la puerta de nuestro corazón, más aún si vienen en forma de tormenta o de alguna necesidad especial; en vez de creernos los increíbles, superman y el sabelotodo, es mejor agacharnos, elevar con humildad nuestra mirada a Dios y pedirle con sensatez que nos ayude, que nos ilumine y nos enseñe el mejor camino….

Una vez, un grupo de tres hombres se perdieron en la montaña, y había solamente una fruta para alimentarlos a los tres y, quienes casi desfallecían de hambre. Se les apareció entonces Dios y les dijo que probaría su sabiduría y que dependiendo de lo que mostraran, les salvaría. Les preguntó entonces Dios qué podían pedirle para arreglar aquel problema y que todos se alimentaran.
 
El primero dijo: "Pues aparece más comida", Dios contestó que era una respuesta sin sabiduría, pues no se debe pedir a Dios que aparezca mágicamente la solución a los problemas sino trabajar con lo que se tiene.
 
Dijo el segundo entonces: "Entonces haz que la fruta crezca para que sea suficiente", a lo que Dios contestó que No, pues la solución no es pedir siempre multiplicación de lo que se tiene para arreglar el problema, pues el ser humano nunca queda satisfecho y por ende nunca sería suficiente.

El tercero dijo entonces: "Mi buen Dios, aunque tenemos hambre y somos orgullosos, haznos pequeños a nosotros para que la fruta nos alcance". Dios dijo: "Has contestado bien, pues cuando el hombre se hace humilde y se empequeñece delante de mis ojos, verá la prosperidad".

Saben, se nos enseña siempre a que otros arreglen los problemas o a buscar la salida fácil, siempre pidiendo a Dios que arregle todo sin nosotros cambiar o sacrificar nada. Por eso, muchas veces parece que Dios no nos escucha, pues pedimos sin dejar nada de lado y queriendo siempre salir ganando. Muchas veces somos egoístas y siempre queremos todo para nosotros.

Seremos felices, el día que aprendamos que la forma de pedir a Dios es reconocernos débiles y ser humildes, dejando de lado nuestros orgullos. Y nos convenceremos que al empequeñecernos en lujos y ser mansos de corazón, veremos la prosperidad de Dios y la forma como Él sí escucha. Pídele a Dios que te haga pequeño... ¡Haz la prueba!

P. Dennis Doren, L.C.


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