
Luego del acostumbrado saludo dirigido a las autoridades y de recordar el 50 aniversario de la constitución de la República se refirió al esfuerzo que realizan los funcionarios públicos en servir al bien común de la sociedad, ya sea en el ámbito local, nacional o internacional y destacó que esa es una noble vocación que la iglesia aprecia.
Y continuó, diciendo: "desempeñando con fidelidad el servicio público os permite crecer en sabiduría, integridad y realización personal. [...] En la medida en que cumplimos con nuestro deber, servimos a los demás y cumplimos lo que es justo, nuestra mente se abre más a las verdades más profundas y nuestra libertad se robustece adhiriéndose a lo que es bueno. [...] Como todos los seres humanos, nosotros encontramos nuestra realización última en relación a esta Realidad Absoluta, cuyo reflejo lo encontramos a menudo en nuestra conciencia como una invitación apremiante a servir a la verdad, la justicia y el amor. [...]Como servidores públicos, conocéis de primera mano la importancia de la verdad, la integridad y el respeto en las relaciones con los demás".
En el transcuso de su discurso el Papa, con relación a las palabras pronunciadas antes, formuló estas preguntas:¿qué significa en la práctica el respeto y la promoción de la verdad moral en el mundo de la política y la diplomacia nacional e internacional? ¿Cómo puede la búsqueda de la verdad traer una mayor armonía a las regiones más probadas de la tierra?
De seguido indicó tres vías para lograrlo:
En primer lugar, promover la verdad moral significa actuar de manera responsable partiendo del conocimiento de los hechos. Como diplomáticos, sabéis por experiencia que este conocimiento os ayuda a identificar las injusticias y ofensas, así como a considerar de manera desapasionada los intereses de todas las partes involucradas en una determinada disputa. Cuando las partes superan sus propios puntos de vista sobre lo ocurrido, adquieren una visión objetiva y completa. Quienes deben resolver dichos conflictos son capaces de tomar decisiones justas y promover una auténtica reconciliación, cuando admiten y reconocen la verdad completa sobre una determinada cuestión.
Una segunda vía para promover la verdad moral consiste en poner al descubierto las ideologías políticas que pretenden suplantar la verdad. Las trágicas experiencias vividas durante el siglo veinte han desenmascarado la inhumanidad que resulta de la supresión de la verdad y la dignidad humana. En nuestros días, asistimos a continuos intentos de fomentar supuestos valores bajo la apariencia de paz, desarrollo y derechos humanos. En este sentido, dirigiéndome a la Asamblea General de las Naciones Unidas, llamaba la atención sobre una determinada tendencia a reinterpretar la Declaración Universal de los Derechos Humanos con el objetivo de satisfacer intereses particulares, que comprometerían la coherencia interna de la propia Declaración, apartándose de su intención original.
En tercer lugar, la promoción de la verdad moral en la vida pública requiere un esfuerzo constante para fundamentar la ley positiva sobre los principios éticos de la ley natural. Esta exigencia, en el pasado, fue considerada como algo evidente, sin embargo, la corriente positivista en las teorías legales contemporáneas está pidiendo la recuperación de este axioma fundamental. Individuos, comunidades y estados, sin la guía de verdades morales objetivas, se volverían egoístas y sin escrúpulos, y el mundo sería un lugar más peligroso para vivir. En cambio, respetando los derechos de las personas y los pueblos se protege y promueve la dignidad humana. Cuando las políticas que propugnamos se encuentran en armonía con la ley natural, que pertenece a nuestra común condición humana, nuestras acciones se vuelven más sensatas y contribuyen al desarrollo de la comprensión, las justicia y la paz.
Esther María Iannuzzo.
Fuente: http://www.vatican.va/ / Viaje Apostólico a Chipre de Benedicto XVI (4-6 de Junio 2010).
Nota: El dicurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas al que se refiere el Papa es el pronunciado el 18 de abril del 2008.
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