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El dia de su matrimonio con Pedro Molla. 24 de septiembre de 1955. |
Gianna Beretta Molla es una Santa de nuestros tiempos (1922 – 1962) que llegó a los altares sacrificando la posibilidad de salvar su vida por salvar la vida de su hija.
Gianna Beretta nació el 4 de octubre de 1922 en Magenta, ciudad cercana a Milán, Italia. Estudió medicina. En sus pacientes más allá que un cuerpo para sanar veía un alma inmortal y les brindaba ayuda espiritual. Descubrió su vocación al matrimonio y se casó con Pedro Molla, un ingeniero industrial, con el que tuvo cuatro hijos y con el que compartía diversas actividades sociales. Entre otras cosas, Gianna tocaba pianoforte, pintaba sobre tela, vestía con elegancia y frecuentaba La Scala de Milán.
En el año 1961, cuando estaba a la espera de su cuarto hijo, le diagnosticaron un tumor canceroso en el útero, a Gianna le recomendaron el aborto para poder someterse a un tratamiento y salvar su vida. No accedió a esta propuesta pero acepto ser operada para extraerle el tumor y la operación fue un éxito. No acepto ningún tratamiento que pusiera en peligro la vida del bebé y continúo con su embarazo orando mucho y colocándose en las manos de Dios para aceptar su voluntad.
Cuando llegó el momento de dar a luz a su hija, consciente del riesgo que corría su vida, se dirigió a su esposo con estas palabras: “Pedro, si deben decidir entre la criatura y yo, no duden: elijan a la criatura, yo lo elijo, ¡sálvenla! Yo hago la voluntad de Dios y Dios providenciará lo necesario para mis hijos”.
La niña nació el 21 de abril de 1962, era sábado Santo, y le colocaron el nombre de Gianna Emmanuela. Una semana después, el 28 de abril, en medio de fuertes dolores murió Gianna a la edad de 39 años.
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Gianna con dos de sus hijos. |
Fue canonizada por el mismo Juan Pablo II el 16 de mayo del 2004. El milagro que abrió la causa de canonización fue realizado en Elizabette Arcolino Comparini quien con tres meses de embarazo perdió todo el líquido amniótico. Ella y su esposo le pidieron a la beata y la niña nació bien en mayo del 2000. Las circunstancias de este nacimiento son científicamente inexplicables. A la niña la llamaron Gianna.
Con la vida y la santidad de Gianna Dios dio al mundo un ejemplo de lo que son las vocaciones de madre y de médico vividas a plenitud y con total entrega. Como madre pensó antes en su hija que en ella misma, y como médico pensó, ante todo, en la vida que tenía entre sus manos.
Pudiera interpretarse como un hecho providencial el sacrificio realizado por Gianna a inicios de la década de los años sesenta, una década marcada por el hedonismo, la liberación sexual, el amor libre y la salida al mercado de la píldora anticonceptiva, ya que ella representa todo lo contrario a esto. En medio de todos estos hechos que atentan contra la dignidad de la persona humana se erige la figura de Gianna que supo entender el verdadero sentido de ser mujer, esposa y madre.
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Juan Pablo II junto a la hija de Gianna, Gianna Emmanuela. A la derecha Pedro Molla. |
Resulta también providencial el hecho de que haya sido justamente a Juan Pablo II, el Papa de la Evangelium Vitae, a quien le haya correspondido, luego del proceso pertinente, declarar Beata y luego Santa a Gianna.
Sin duda alguna, en la sociedad actual en la que la mujer se desempeña en diferentes ámbitos y buscar compaginar los roles de esposa, madre y profesional, Gianna Beretta Molla debería ser mostrada como un ejemplo del cómo desempeñar estas funciones simultáneamente con éxito e incluso con heroísmo.
Para las mujeres que se encuentra embarazadas y atraviesan por alguna dificultad, Gianna es un ejemplo del cómo afrontar un embarazo difícil y es también un apoyo ya que pueden encomendarse a ella.
Procurar la muerte del hijo que se lleva en las entrañas, o poner a riesgo su vida, sean cuales sean las circunstancias por las que atraviesa la madre y cualquiera haya sido la situación en la que se produjo el embarazo, no es nunca la mejor salida. Lo mejor es colocarse en las manos de Dios, hacer todo lo mejor que podamos hacer, evitar todo el mal que podamos evitar y continuar adelante.
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