
Yo soy la esclava del Señor;
hagáse en mí según tu palabra.
(Lc 1,38)
La iglesia ve en María la máxima expresión del "Genio femenino" y en cuentre en Ella una fuente de continua inspiración. [...] Poniéndose al servicio de Dios, ha estado también al servicio de los hombres: un servicio de amor. Precisamente este servicio le ha permitido realizar en su vida la experiencia de un misterioso, pero autentico ≤reinar≥. [...] ¡Su ≤reinar≥ es servir! ¡Su servir es ≤reinar≥!. (1)
Toda mujer por su condición de hija de Dios y por su vocación, al igual que María, es llamada a ≤reinar≥, mediante el servicio a Dios y a los demás; en e hogar como esposa y madre y fuera de él mediante el servicio a la iglesia y a la sociedad, estos dos útimos servicios también los realiza de manera indirecta dentro del hogar mediante la educación de los hijos que luego tendrá su incidencia significactiva dentro de la sociedad y en el crecimiento del Reino de Dios.
El hecho de que una mujer decida o no imitar la condición de esclava del Señor, asumida por María, tiene una gran incidencia dentro de la humanidad ya que contribuirá a llevarla por caminos del bien o del mal. Renunciar voluntariamente a las responsabilidades que nos exige cumplir nuestra vocación como mujeres es una grave omisión, es negarnos a llevar a cabo la misión para la cual Dios nos ha creado y las consecuencias de ello no se hacen esperar; tantas y tantas vidas desperdiciadas y arruinadas que caminan por caminos equivocados porque quienes tenían en sus manos la tarea de guiarlas y acompañarla por el camino justo mediante la palabra y el ejemplo, se negaron a cumplir con ella bien sea por ignorancia o por simple comodidad.
El ≤reinado≥ que el mundo muestra y propone a la mujer es muy diferente de aquel asumido a plenitud por la Madre de Dios. Para muchas mujeres hoy ≤reinar≥ no significa servir sino ser servidas, ser admiradas por su perfecta belleza, estar rodeada de objetos costosos, tener un sequito de personas a su disposición no para trabajar junto a ellas sino para que trabajen para ella, asumiendo el ≤reinar≥ un estar y sentirse por enciama de los demás. No es ser la compañera y el apoyo para el marido y la madre cuidadosa y amorosa de sus hijos, el realizar y realizarse en su verdadera vocación es para muchas mujeres una coerción a su libertad y un sacrificio enorme que no están dispuestas a asumir.
Esther María Iannuzzo.
(1) JUAN PABLO II, Carta a las mujeres N. 10.
1 comentario:
¡Muy bueno, Esther María, besos!
Publicar un comentario