Intenciones del Santo Padre Benedicto XVI para el mes de Septiembre 2011

PAPA FRANCISCO

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy comenzamos de nuevo con las catequesis del Año de la fe, reflexionando sobre la resurrección de Jesús. ¿Cómo se ha transmitido esta verdad de fe? En las Escrituras encontramos dos tipos de testimonios al respecto: el primero, las breves fórmulas como la que hemos escuchado en la lectura del Apóstol, que indican con concisión el núcleo de la fe: la pasión, muerte y resurrección del Señor. El segundo, las narraciones que relatan el acontecimiento. Es significativo el hecho de que sean mujeres, que según la ley no podían dar un testimonio fiable, las primeras en anunciar la resurrección. Dios no las elige con criterios humanos sino que mira a su corazón. Su experiencia parte del amor, que las mueve a acudir al sepulcro, y que las hace capaces de acoger el signo de la tumba vacía y el anuncio del mensajero de Dios, y trasmitirlo, pues la alegría y la esperanza que las invade no se puede contener.

Audiencia General 03 de abril del 2013.



viernes, 30 de diciembre de 2011

La sagrada Familia de Nazaret es el modelo de familia por excelencia.



   En el mundo actual marcado por la crisis de valores un bien fundamental para el hombre como lo es la familia se encuentra en peligro. La familia se ha convertido en el centro de muchos ataques, entre ellos, uno de los más perjudiciales, es el propósito de cambiar su constitución y también su función y hoy en día a cualquier tipo de unión, o de uniones, se le pretende llamar “familia” y puede ser impuesto como modelo de familia. Cada quien puede construirse el tipo de familia (hombres con hombres, mujeres con mujeres) y/o de familias que le parezca (can), porque hay quienes tienen más de una familia de manera paralela. Lo peor de todo esto, lo más triste de esto, es que estos nuevos tipos de familias propuestos están siendo aceptados por muchas personas que comienzan a ver a estos fenómenos como algo normal. Muchos ven en esto como un avance, una evolución, algo a lo que se tiene derecho y que debe ser aceptado por las leyes como en el caso de las uniones de personas de mismo sexo. Y que debe ser aceptado también por la iglesia, que según la opinión de algunos, debe modernizarse y adaptarse a los tiempos. El adulterio y las uniones libres también están siendo ampliamente aceptados, incluso por quienes se llaman a sí mismo católicos, quienes en lugar de defender la sacralidad del matrimonio y el valor inestimable de la fidelidad conyugal, se prestan con su actitud y apoyo hacia este tipo de relaciones irregulares, a propagar algo que es absolutamente dañino para el hombre, para el bien de las familias y de la sociedad.

   A la familia, tal como Dios ha querido que sea y de la cual tenemos un ejemplo en la Sagrada Familia de Nazaret, hay que defenderla, apoyarla y promocionarla de palabras, con gestos y con nuestras actitudes. Debemos educar a los niños desde la más temprana edad y mostrarles con palabras y con el ejemplo lo que es y el verdadero significado de la familia, del matrimonio sacramental y el valor y el respeto que encierran la fidelidad conyugal.

   Al contemplar el misterio del Hijo de Dios que vino al mundo rodeado del afecto de María y de José, invito a las familias cristianas a experimentar la presencia amorosa del Señor en sus vidas. Asimismo, les aliento a que, inspirándose en el amor de Cristo por los hombres, den testimonio ante el mundo de la belleza del amor humano, del matrimonio y la familia. Esta, fundada en la unión indisoluble entre un hombre y una mujer, constituye el ámbito privilegiado en el que la vida humana es acogida y protegida, desde su inicio hasta su fin natural. Por eso, los padres tienen el derecho y la obligación fundamental de educar a sus hijos en la fe y en los valores que dignifican la existencia humana. […] Vale la pena trabajar por la familia y el matrimonio porque vale la pena trabajar por el ser humano, el ser más precioso creado por Dios [1].

   El bien de la persona y de la sociedad humana y cristiana está íntimamente vinculado a la “buena salud” de la situación conyugal y familiar[2].

Esther María Iannuzzo P.




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[1] BENEDICTO XVI, Ángelus 30 de diciembre 2007 Festividad de la Sagrada Familia.
[2] Constitución Pastoral Gaudium et Spes, N 47.






jueves, 29 de diciembre de 2011

La oración y la Sagrada Familia de Nazaret




Benedicto XVI


Audiencia General, Miércoles 28 de dic. 2011.


El encuentro de hoy se desenvuelve en el clima navideño, penetrado de intima gloria por el nacimiento del Salvador. Hemos a penas celebrado este misterio, cuyo eco se expande en la liturgia de todos estos días. Es un misterio de luz que los hombres de cada época pueden revivir en la fe y en la oración. Es propio a través de la oración que nosotros nos hacemos capaces de acercarnos a Dios con intimidad y profundidad. Por eso, teniendo presente el tema de la oración que estoy desarrollando en este periodo de la catequesis, hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre como la oración hace parte de la vida de la Sagrada Familia. La casa de Nazaret, de hecho, es una escuela de oración, donde se aprende a escuchar, a meditar, a penetrar el significado profundo de la manifestación del hijo de Dios, tomando el ejemplo de María, José y Jesús.

Permanece memorable el discurso del Siervo de Dios Paolo VI en su visita a Nazaret. El Papa dice que en la escuela de la Sagrada Familia nosotros ≤comprendemos porque debemos tener un disciplina espiritual, si queremos seguir la doctrina del Evangelio y llegar a ser discípulos de Cristo≥. Y agrega: ≤en primer lugar esa nos enseña el silencio. Oh, sí permaneciera en nosotros la estima por el silencio, atmósfera admirable e indispensable del espíritu: mientras estamos aturdidos por tantos ruidos y voces resonando en la vida frenética y tumultuosa de nuestro tiempo≥. Oh, silencio de Nazaret, enséñanos a ser firmes en los buenos pensamientos, atentos a la vida interior, listos a escuchar bien las secretas inspiraciones de Dios y las exhortaciones de los verdaderos maestros≥ (Discurso en Nazaret 5 de enero de 1964).

Podemos obtener algunas ideas sobre la oración, sobre la relación con Dios, de la Sagrada Familia, en los relatos evangélicos de la infancia de Jesús. Podemos comenzar por el episodio de la presentación de Jesús en el templo. san Lucas narra que María y José, ≤cuando se cumplieron los días del ritual de la purificación, según la ley de Moisés, llevaron el niño a Jerusalén para presentarlo al Señor≥ (2,22). Como cada familia hebrea observante de la ley, los padres de Jesús se presentaron al templo para consagrar a Dios al primogénito y para ofrecer el sacrificio. Movidos por la fidelidad a lo prescrito, parten de Belén y se acercan a Jerusalén con Jesús que tiene apenas cuarenta días; en lugar de un ovejo de un año presentan la oferta de las familias sencillas, es decir dos palomas. Ese de la Sagrada Familia es el peregrinaje de la fe, de la oferta de los dones, símbolo de la oración, y del encuentro con el Señor, que María y José ya ven en el hijo Jesús.

La contemplación de Cristo tiene en María su modelo insuperable. El rostro del hijo le pertenece de una manera especial, ya que se ha formado en su seno, tomando de ella también una semejanza humana. A la contemplación de Jesús nadie se ha dedicado con tanta asiduidad como María. La mirada de su corazón se concentra sobre él ya al momento de la Anunciación, cuando lo concibió por obra del Espíritu Santo; en los meses sucesivos, advierte poco a poco su presencia, hasta el día del nacimiento, cuando sus ojos pueden fijar con ternura materna el rostro del hijo, mientras lo envuelve en pañales y lo colca en el pesebre. Los re cuerdos de Jesús fijados en su mente y en su corazón, han marcado cada instante de la existencia de María. Ella vive con los ojos su Cristo y hace un tesoro de cada una de sus palabras. San Lucas dice: ≤Por su parte [María] guardaba todas estas cosas meditándolas en su corazón≥ (Lc 2,19), y así describe la actitud de María ante el Misterio de la Encarnación, actitud que se prolongará durante toda su existencia: custodiar las cosas meditándolas en el corazón. Lucas es el Evangelista que nos da a conoce el corazón de María, su fe (cfr 1,45), su esperanza y obediencia (cfr 1,38), sobre todo su interioridad y oración, (cfr 1,46-56), su libre adhesión a Cristo (cfr 1,55). Y todo esto procede del don del Espíritu Santo que desciende sobre ella (cfr 1,35), como descenderá sobre los apóstoles según la promesa de Cristo (cfr At 1,8). Está imagen de María que nos regala san Lucas presenta a la virgen como modelo de todo creyente que conserva y compara las palabras y las acciones de Jesús, una comparación que es siempre un progresar en el conocimiento de Jesús. En la estela del Beato Juan Pablo II (cfr Lett. ap. Rosarium Virginis Mariae) podemos decir que la oración del Rosario obtiene su modelo propio de María, ya que consiste en el contemplar los misterios de Cristo en unión espiritual con la Madre del Señor. La capacidad de María de vivir de la mirada del Señor es, por así decirlo, contagiosa. El primero a hacer la experiencia ha sido San José. Su amor humilde y sincero por su prometida y la decisión de unir su vida a aquella de María ha atraído y penetrado también a él que ya era un ≤hombre justo≥ (Mt 1,19), en una singular intimidad con Dios. De hecho, con María y luego, sobre todo, con Jesús, el comienza un nuevo modo de relacionarse con Dios, de acogerlo en la propia vida, de entrar en su proyecto de salvación, cumpliendo su voluntad. Después de haber seguido con confianza las indicaciones del Ángel - ≤no temas de tomar a María como esposa≥ (Mt 1,20) él se llevó a María consigo y compartió su vida con ella; se ha verdaderamente donado todo él mismo a María y a Jesús, esto lo ha conducido hacia la perfección de la respuesta a la vocación recibida. El Evangelio, como sabemos, no ha conservado ninguna palabra de José: la suya es una presencia silenciosa, pero fiel, constante, activa. Podemos imaginar que también él, como su esposa y en íntima consonancia con ella, haya vivido los años de la infancia y la adolescencia de Jesús, disfrutando, por así decir, su presencia en su familia. José ha cumplido plenamente su rol paterno, en todos los aspectos. Seguramente ha educado a Jesús en la oración, junto con María. El, en particular, lo habrá llevado consigo a la sinagoga, en los ritos del sábado, como también a Jerusalén, para las grandes fiestas del pueblo de Israel. José, según la tradición hebraica, habrá guiado la oración domestica, sea en la cotidianidad - en la mañana, en la tarde, en las comidas – sea en la principales solemnidades religiosas. Así, en el ritmo de los días transcurridos en Jerusalén, entre la sencilla casa y el laboratorio de José, Jesús ha aprendido a alternar oración y trabajo, y a ofrecer a Dios también la fatiga para ganar el pan necesario para la familia.

Y finalmente, otro episodio que ve a la Sagrada Familia de Nazaret reunida junta en un evento de oración. Jesús, lo hemos escuchado, a los doce años se acerca con los suyos al templo de Jerusalén. Este episodio se coloca en el contexto de peregrinaje, como subraya san Lucas: ≤Sus padres se acercaban cada año a Jerusalén para la fiesta de pascua. Cuando él tenía doce años, se fueron según la costumbre de la fiesta≥ (2,41-42). El peregrinaje es una expresión religiosa que se nutre de oración y, al mismo tiempo la alimenta. Aquí se trata de aquél pascual, y el evangelista nos hace observar que la familia de Jesús lo vive cada año, para participar en los ritos de la ciudad santa. La familia hebrea, como aquella cristiana, ora en la intimidad domestica, pero ora también junto a la comunidad, reconociéndose parte del Pueblo de Dios en camino ye l peregrinaje expresa justo este estar en camino del Pueblo de Dios. La pascua es el centro y el culmine de todo esto, e implica la dimensión familiar y aquella del culto litúrgico y publico.

En el episodio de Jesús a los doce años, son registradas también las primeras palabras de Jesús: ≤ ¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que debía estar en los asuntos de mi Padre?≥ (2,49). Luego de tres días de búsqueda, sus padres lo encontraron en el templo sentado entre los maestro mientras lo escuchaban y lo interrogaban (cfr 2,46). A la pregunta del por qué ha hecho eso al padre y a la madre El, ha respondido que solo ha hecho aquello que debía hacer el Hijo, es decir estar junto al Padre. Así El indica quién es el verdadero Padre, cuál es la verdadera casa, que El no ha hecho nada de extraño, de desobediente. Ha permanecido donde debía estar el hijo, es decir junto al Padre, y ha subrayado quién es su Padre. La palabra ≤Padre≥ supera el acento de esta respuesta y aparece todo el misterio cristológico. Esta palabra abre por lo tanto el misterio, es la clave al misterio de Cristo, que es el Hijo, y abre también la clave a nuestro misterio de cristianos, que somos hijos en el hijo. Al mismo tiempo, Jesús nos enseña cómo ser hijos, propio en el estar con el Padre en la oración. El misterio cristológico, el misterio de la existencia cristiana está íntimamente vinculado, fundado sobre la oración. Jesús enseñará un día a sus discípulos a orar, diciéndoles a ellos: cuando oren digan ≤Padre≥. Y, naturalmente, no lo digan sólo con una palabra, díganlo con vuestra existencia, aprendan siempre más a decir con vuestra existencia: ≤Padre≥; y así seréis verdaderos hijos en el Hijo, verdaderos cristianos.

Aquí cuando Jesús estaba plenamente insertado en la vida de la familia de Nazaret, es importante notar la resonancia que puede haber tenido en los corazones de María y José escuchar de la boca de Jesús aquella palabra ≤Padre≥, y revelar, subrayar quien es el Padre y escuchar de la boca de Jesús con la conciencia de Hijo Unigénito, que justo por esto ha querido permanecer por tres días en el templo, que es ≤la casa del Padre≥. Desde entonces podemos imaginar que la vida en la Sagrada Familia fue todavía más llena de oración, porque del corazón de Jesús niño – y luego adolescente y joven – no cesará más de difundirse y de reflejar en los corazones de María y de José este sentido profundo de la relación con Dios Padre. Este episodio nos muestra la verdadera situación, la atmosfera de estar con el Padre. Así la familia de Nazaret es el primer modelo de la iglesia en la cual, alrededor de la presencia de Jesús y gracias a su mediación, viven todos la mediación filial con el Padre, que transforma también las relaciones interpersonales, humanas.

Queridos amigos, por estos diversos aspectos que, a la luz del Evangelio, he brevemente expuesto, la Sagrada Familia es icono de la Iglesia domestica, llamada a orar junta. La familia es Iglesia domestica y debe ser la primera escuela de oración. En la familia los niños, desde la más tierna edad, pueden aprender a percibir el sentido de Dios, gracias a la enseñanza y al ejemplo de los padres: vivir en una atmosfera marcada por la presencia de Dios. Una educación auténticamente cristiana no puede prescindir de la experiencia de la oración. Si no se aprende a orar en familia, será luego difícil lograr llenar este vacío. Y, por lo tanto, quisiera dirigir a ustedes la invitación a redescubrir la belleza de orar juntos como familia en la escuela de la Sagrada Familia de Nazaret. Y así llegar a ser verdaderamente un solo corazón, una sola alma, una verdadera familia. Gracias.



Fuente de la información: http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/audiences/2011/documents/hf_ben-xvi_aud_20111228_it.html

Traducido del italiano al español por Esther María Iannuzzo.


jueves, 22 de diciembre de 2011

La Felicidad está en tus Manos.


La felicidad está en tus manos, Dios en su infinita sabiduría, actúa en la vida del hombre constantemente, no solo le tenemos que escuchar, también le tenemos que preguntar y así construir con Dios un constante diálogo. Comenzar a ver en Dios la luz que guíe nuestras vidas y tengamos la capacidad de ponerla en sus manos.
Dios no elige personas capacitadas, Él capacita a los elegidos.
Uno con Dios es mayoría.
¿Quieres ayudar? Entonces involúcrate con quien necesita ayuda. ¿Quieres hacer la diferencia? Sé diferente. ¿Quieres ser usado por Dios? Ponte a su disposición.
... Nunca pongas un punto de interrogación, donde Dios ya puso un punto final.
Debemos orar siempre, no hasta que Dios nos escuche, sino hasta que podamos oír a Dios.
Dios no habla con personas apresuradas y sin tiempo.
Con Jesús, jamás una desgracia será la última noticia.
Moisés gastó 40 años pensando que era alguien, 40 años aprendiendo que no era nadie y 40 años descubriendo lo que Dios puede hacer con un NADIE.
Sólo tendré todo de Dios, cuando El tenga todo de mí.
Solamente soy un detalle, pero con Jesús, hago la diferencia.
La fe se ríe de las imposibilidades.
Nada está fuera del alcance de la oración, excepto lo que está fuera de lavoluntad de Dios.
Perdonar es la mejor manera de vengarse.
La tristeza mira hacia atrás, la preocupación mira alrededor, la fe mira hacia arriba.
El tiempo es de lejos más valioso que el dinero, porque el tiempo es INSUSTITUIBLE.
No temas la presión, recuerda que ella transforma el carbón en diamante.
Lo más importante no es encontrar la persona correcta, y sí ser la persona correcta.
No confundas la voluntad de Dios, con el permiso de Dios, no todo lo que ocurre es de Su voluntad, pero nada ocurre sin Su permiso.
Uno no cree realmente en Dios, hasta que uno cree que Dios puede hacer lo imposible.

No es tu APTITUD, si no tu ACTITUD, lo que determina tu ALTITUD.

Levántate, reacciona y ponte en camino. Junto a Dios te espera una aventura sin fin, escrutando caminos insondables y maravillosos, con El tenemos el triunfo asegurado, en este día apuesta por Dios y déjalo entrar en tu vida, en tu casa, en tu corazón, no te va a defraudar.
 
P. Dennis Doren, L.C

El Verbo de Dios se ha hecho carne y ha puesto su morada entre nosotros.



Benedicto XVI
Audiencia General
Miércoles, 21 de diciembre del 2011.



Queridos hermanos y hermanas:


En la sociedad actual, donde por desgracia las fiestas que se avecinan están perdiendo progresivamente su valor religioso, es importante que los signos externos de estos días no nos alejen del significado genuino del misterio que celebramos. A saber: el Verbo de Dios se ha hecho carne y ha puesto su morada entre nosotros. Vivamos, por tanto, con gozo este hecho maravilloso. El Eterno ha entrado en los límites del espacio y el tiempo para hacer posible que hoy nos encontremos con Él. Dios está cerca de cada uno de nosotros y desea que lo descubramos, para que con su luz se disipen las tinieblas que encubren nuestra vida y la humanidad. Vivamos asimismo la Navidad contemplando con fervor el camino del inmenso amor de Dios, que nos atrae hacia Sí a través de la encarnación, pasión, muerte y resurrección de su Hijo. Sobre todo, vivamos este misterio en la Eucaristía, verdadero eje de la Navidad. En ella se hace realmente presente Jesús, Pan bajado del cielo y Cordero sacrificado por nuestra salvación.







Fuente de la información:

martes, 6 de diciembre de 2011

Dolor de piedra, perdón de cristal

Mamá, no llores más.





Debo confesar que esta imagen me ha impresionado realmente. Vemos, a la izquierda, una mujer de rodillas y llorando; la cabeza inclinada hacia adelante: la sostiene sus manos. Refleja un dolor profundo, muy hondo. Es una escultura de piedra. Delante observamos la figura de un niño -podría ser niña- elaborada en cambio en vidrio, en una especie de cristal transparente. Este niño está de pie, como alzándose del suelo y con su mano izquierda tocando delicadamente la cabeza de la mujer de piedra.

Difícil poder expresar mejor el profundo arrepentimiento de una madre que ha abortado. Lo ha logrado Martin Hudáček, un joven escultor de Banska Bystrica (Eslovaquia). La idea surgió de un grupo de mujeres jóvenes, convencidas del valor de la vida y de las funestas consecuencias que todo aborto conlleva en el cuerpo y en el espíritu de la infeliz madre.

El monumento al “Niño no nacido” fue inaugurado el 28 de octubre 2011 por el Ministro de Salud de Eslovaquia MD. Ivan Uhliarik. Por si sirve el dato, Eslovaquia es uno de los países que al salir del comunismo ha visto reducirse su número de abortos: de 58.000 en 1988 a 19.000 en 2006. Hay que decir que también ha descendido el número de nacimientos anuales: de 83.000 a 53.000 en estos mismos años. Su legislación permite el aborto prácticamente libre hasta las 12 semanas, y es permitido a jóvenes de 16 y 17 años con permiso de sus padres. Afortunadamente el país de mayoría católica (un 70% de sus 5,4 millones de habitantes), cuenta con muchos servicios sanitarios que pertenecen a la Iglesia y en donde la mayoría de los ginecólogos se niegan a cometer abortos.

El artista ha logrado plasmar un maravilloso equilibrio entre dolor y amor; entre la agonía de la madre y el consuelo del niño; entre el arrepentimiento de ella y el perdón de él. La imagen deja en el corazón una profunda ternura hacia la madre y su hijo. Pero ¿por qué el autor quiso emplear el vidrio en el caso del niño? Tal vez para evocar el alma pura y transparente del niño no nacido que parece decirle: «Mamá, no llores más. Mírame, aquí estoy. Desde el cielo podré amarte y hacer por ti todo lo que no pude en la tierra».

Esta obra de arte transmite un mensaje claro: El abominable pecado del aborto además de matar a una criatura inocente, hiere en lo más hondo de su ser y de su dignidad a la mujer. Si el hombre –como nos recordaba tantas veces el beato Juan Pablo II- sólo se realiza en la donación de sí mismo, añadimos que en la mujer este amor es ante todo materno. Su vocación a la maternidad, tanto física como espiritual, forma parte de ella misma.

Un último detalle. Cuando mostré la foto de esta imagen a una mujer y le pedí sus observaciones, al final, para sorpresa mía, me formuló este interrogante: «¿Y dónde está el padre?»

P. José María Moriano, L.C.